Todo el mundo tiene secretos. La conciencia les pesa más a las personas que sienten vergüenza por algunos de esos secretos que por los que les dan culpa, según una investigación publicada por la Asociación Americana de Psicología en la revista 'Emotion'.

Cuando una persona siente vergüenza por el secreto, se siente pequeño, sin valor o impotente, mientras que la culpa hace que un individuo sienta remordimiento, tensión o arrepentimiento. Así lo detalló el autor principal del estudio, Michael Slepian, de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos.

Los secretos relacionados a la salud mental, a una experiencia traumática o a la infelicidad con la apariencia física tienden a provocar más vergüenza, mientras que herir a otra persona, mentir a alguien o violar la confianza de alguien hace sentir más culpabilidad.

"Casi todos guardan secretos y pueden ser perjudiciales para nuestro bienestar, nuestras relaciones y nuestra salud, dijo Slepian. Sin embargo, no se estudió mucho sobre cómo el secreto puede provocar daños", apuntó.

El estudio

El experto y sus colegas encuestaron a 1.000 participantes a los que hicieron una serie de preguntas sobre los secretos que tenían y la vergüenza y la culpa que asociaban con esos secretos. Se les preguntó a los participantes cuestiones diseñadas para medir la vergüenza -por ejemplo, "no tengo valor y soy pequeño"- y la culpa -por ejemplo, "me siento arrepentido y lamento por algo que hice"-.

Los participantes también informaron sobre el número de veces que pensaron en su secreto y lo ocultaron cada día durante el mes anterior. 

"Examinamos la vergüenza y la culpa, las dos emociones conscientes más estudiadas, dijo Slepian. A diferencia de las emociones básicas, como la ira y el miedo, que se refieren a algo fuera de uno mismo, la vergüenza y la culpa se centran en el yo".

Los resultados

Las personas que dijeron sentirse avergonzadas pensaron en sus secretos significativamente más a menudo que quienes informaron de sentirse culpables o aquellos que no sintieron vergüenza o culpabilidad por su secreto. 

Los autores también encontraron que ni la culpa ni la vergüenza predecían el ocultamiento de los secretos.

Sentirse arrepentido no hizo que una persona pensara repetidamente acerca de un secreto de la misma manera en que se sentía impotente, concluye Slepian. Los científicos apuntan que las personas no deberían ser tan duras con ellas mismas cuando piensan en sus secretos.

"Si el secreto te parece engorroso, tratá de no tomártelo personalmente, pero reconocé que se refleja en tu comportamiento, y podes cambiar eso, manifestó Slepian. La culpa hace que las personas se centren en qué hacer a continuación y, por lo tanto, pasar de la vergüenza a la culpa debería ayudar a las personas a sobrellevar sus secretos y avanzar".